viernes, 16 de enero de 2015

Sobre la inutilidad de una medida, para olvidar o recordar.

"Flores para Uma". Laura Vichi



       ¿Qué une en la memoria aquellos recuerdos marcados tan fuerte que vuelven con una imagen nítida y nos sorprenden sin ninguna búsqueda? 

        En “La Insoportable levedad del ser”, Milan Kundera, hace surgir en la experiencia de Tomás,  su idea de “memoria poética”.  Una amante  le recuerda en detalle la belleza de una noche de tormenta. Ese encuentro había sido para ella inolvidable, cada experiencia sensorial había quedado guardada y engarzada como una obra de arte. En su camino olores, sensaciones, estados corporales continuaron reenviándola a la escena.  
         Freud dice que el ensueño diurno, la fantasía en la que el adulto intenta reparar su insatisfacción o su dolor, lleva la fuerza impulsora de experiencias infantiles. Se nutre de esa memoria escrita en un idioma arcaico, sensorial, erógeno;  cuando un deseo emparentado con el actual podía cumplirse.
        Siguiendo sus ideas, en tanto atiende a la importancia del fantasear en la creación literaria, es el poeta, podemos extenderlo a todo artista, quien en el dominio de su lenguaje logra comunicar de manera bella su mundo de fantasía. Pero lo central  es que transforma esa experiencia solitaria en una obra que nos convoca, nos emociona. Hace lazo.
      Una mujer se deja abrazar con los ojos entrecerrados frente a la luz de un ventanal.  Sin saberlo revive escenas de su infancia al jugar con los efectos del sol en el patio de su casa. Dejemos que la madeja se vaya desovillando, con los ojos entrecerrados, donde no importa el tiempo. Allí las palabras mudas, los colores antiguos se agolpan y aparecen por un instante, plenos. 
        Y es por esa memoria que alguien corre en nosotros, como Uma hacia un campo de amapolas.



  Laura Vichi es una pintora bonaerense, actualmente reside en Mendoza. Se formó en EMBA Carlos Morel de Quilmes como Profesora Superior . Destacada por su sensibilidad en la captación del paisaje, no deja ausente el registro de la dimensión psicológica, en la que el dominio del dibujo y la sólida construcción de la figura humana realzan su talento expresivo para el retrato, creando una obra que con facilidad entra en diálogo con el espectador. Continúa comprometida con la tarea docente, la que desarrolló en Quilmes, El Dorado (Misiones), donde residió algunos años y ahora en Mendoza. Alli se encuentra abocada a la formación y difusión de la Pedagogía Waldorf y cursa la Licenciatura en la Universidad de Mendoza.
Su obra premiada y con circulación internacional puede conocerse a través del blog

http://lauravichi.blogspot.com.ar/


                                                                                                              Texto: Marìa Victoria Fabre